domingo, 9 de diciembre de 2012

Espera

  Recorre toda la ciudad con su vieja bicicleta, y cuando el Sol empieza a caer y a ponerse rojo, se detiene allí, donde no hay concreto, ni casas, ni árboles… Un pequeño descampado cubierto de pasto, en medio de toda la civilización, como si por alguna razón hubiesen olvidado poblar ese rincón. Allí mira a todo su alrededor, como si estuviera esperando algo, ¿pero qué? No se citó con nadie, no llamó a ninguna persona, tampoco lo llamaron, ni nadie anunció ningún suceso en el lugar. ¿Qué espera entonces? Tal vez sólo espera que pase el tiempo, que el día se oscurezca y lleguen las estrellas; tal vez está esperando que algo extraño y repentino suceda, y destruya amablemente la agónica aburrición de la monotonía; tal vez está esperando que una sonrisa misteriosa y encantadora lo salude, y le dé inicio a un mundo absolutamente irreal; tal vez espera qué esperar, algo que le de sentido al girar de las manecillas del reloj; tal vez espera que las cigarras se callen, o que no lo hagan jamás; tal vez espera que el tiempo se detenga, para que el atardecer se vuelva eterno y no haga falta esperar nada; tal vez simplemente espera poder darse cuenta de que no está esperando nada…

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